Ya estoy en casa. 57 días después, ya he regresado. Es imposible explicar con palabras lo que he sentido durante este tiempo. Primero con los amigos en los Pirineos, luego en solitario en Gokyo y Everest y finalmente con un maravilloso grupo en el Mustang.
No he utilizado el chubasquero durante el mes y medio que he pasado en Nepal, he visto todas las montañas que se podían ver: Annapurna I, Dhaulagiri, Nilgiri, Everest, Makalu, Cho-Oyu, Lhotse, Nutse, Cholatse, Taboche, Torung Peak…
Hemos podido colaborar un poquito con esta buena gente gracias al dinero y las medicinas que me han dado familiares, amigos y conocidos. He tenido sensaciones que no se volverán a repetir. He visto la luz en las miradas de agradecimiento de los nepalís por pequeños detalles. Me he sentido más vivo que nunca.
Frente a esta Europa que muere poco a poco por falta de humanidad, he visto la fuerza de la gente en Nepal frente a la adversidad. Y esa eterna sonrisa. Sin duda ha sido uno de esos viajes que te cambian la vida. El mejor que he hecho. Por muchas cosas, algunas se pueden escribir, otras no.
Creo que este poema describe mejor lo que ha sido este viaje para mí. Todas las palabras, todas, las he sentido durante estos dos meses.
Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos
es intentar volar
volar conociendo otras ramas
recorriendo caminos
es intentar cambiar.
Viajar es vestirse de loco
es decir “no me importa”
es querer regresar.
Regresar valorando lo poco
saboreando una copa,
es desear empezar.
Viajar es sentirse poeta,
es escribir una carta,
es querer abrazar.
Abrazar al llegar a una puerta
añorando la calma
es dejarse besar.
Viajar es volverse mundano
es conocer otra gente
es volver a empezar.
Empezar extendiendo la mano,
aprendiendo del fuerte,
es sentir soledad.
Viajar es marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada con una postal,
Es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
viajar es regresar.
Gabriel Gárcia Márquez
http://www.viajandodesdelaatlantida.com/66-viajar-es-regresar